pretextos...

Nunca mas abrió la puerta,
Tenía miedo,
Que llegara otra vez con el mismo pretexto,
Como tenerle miedo a un pretexto?

Así era ella,
Tierna, culpable y sumisa,
Le temía al pretexto y a la agitada vida cotidiana...

Pero como le podría tener miedo a la cotidianeidad?

Mas que mal, de eso vivimos, ahí nos configuramos, y nos levantamos pensado que hacer al otro día.

El llegaba a eso de las 12 30, cansado del trabajo, dejaba su coche estacionado,
La chaqueta en el suelo, al lado del sofá,
Y cansado subía las escaleras,
Había sido una larga noche.

Ella tenía miedo,
Miedo a la cotidianeidad, al pretexto,
El subió las escaleras, cansado de la agitada vida en la ciudad.

Al lado estaban los chicos,
Hace días que no podían dormir,
Podría ser el pretexto, o el miedo a la cotidianeidad?
Quien sabe...

Los vecinos eran curiosos,
Veían al pretexto y la curiosidad con recelo,
Esperando que en su familia no sucediera lo mismo,
Quizás muy beatniks como ellos,
Apenas se preocupaban de bañarse,
Y sus hijos eran los mas despiertos e ingeniosos de su clase.

En cambio los hijos del el y ella,
Pasaban metidos en problemas,
Pasaban con “suficientes”y tenían mala reputación...(pretexto o cotidianeidad?)

El iba llegando a la pieza y abre la puerta,
Ella se despierta,
_¿Cómo estas mi amor?_

_Cansado_ contesta el,

y el la fuerza a tener sexo,
le abre las piernas con fuerza y premeditación,
ella no quiere,
se siente enferma,
pero el no comprende,
y en el mar de pretextos,
golpea a su esposa,
le pega un puñetazo a mano cerrada,
la semana pasada le había sacado el incisivo izquierdo de arriba,
y algo que había visto en algún momento,
como producto de una noche que siempre quiso olvidar
se transformo en su exquisita y eterna cotidianeidad...